Seamos realistas, la música y el atractivo sexual siempre han estado entrelazados. Desde los movimientos de cadera de Elvis Presley hasta la feroz presencia escénica de Beyoncé, los músicos a menudo cultivan una imagen que es a la vez cautivadora y sexy.
Pero, ¿qué sucede cuando esa imagen eclipsa la música que crean? ¿Pueden los músicos recuperar su narrativa y ser reconocidos por su mérito artístico, no sólo por su apariencia?
Si lo piensas bien, es la misma situación que enfrentan las estrellas porno. ¿Cómo puedes dejar el porno y hacer que la gente te vea como una persona y no como una estrella porno de videos de viejas desnudas?